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Un fantástico mundo de luz y color

25 agosto 2023

Recuerdo un chiste gráfico en el que un técnico comercial explicaba a un cliente la increíble profundidad cromática de su nuevo televisor. “Esta pantalla reproduce más de 16 millones de colores”, aseguraba. Insatisfecho pero resignado, el cliente le respondía: “Mi mujer dice que le faltan dos”.

Los colores… Cualquier diseñador sabe que son un quebradero de cabeza. Y no sólo la correcta elección de estos, sino su gestión y aplicación: modelos y perfiles, sistemas de impresión, equivalencias, soportes…

No es nuestra intención elaborar un curso sobre el color, ni siquiera un pequeño tutorial. Solo vamos a recopilar algunas cuestiones que nuestros clientes deberían conocer:

Hay colores cálidos y colores fríos, colores alegres, elegantes y tristes… Los colores provocan emociones, pero lo hacen en un contexto y en combinación con otras variables gráficas. No siempre hay que ser tan académicos.

Hay colores que combinan entre sí, otros que se complementan. Incluso los hay con órdenes de alejamiento hacia otros.

La rueda cromática representa los tonos primarios y secundarios y cómo estos se relacionan. O sea que hay colores que conviven bien con otros. De todas formas, el tono y el estilo del mensaje también marcan una referencia. Ah, y los gustos personales... en el trabajo mejor dejarlos aparte.

Los colores en pantalla se muestran como luz aditiva y se rigen por una composición de los colores primarios rojo, azul y magenta (RGB, por sus siglas en inglés). El sistema CMYK es un modelo de color sustractivo, es decir, que se basa en la absorción de color y no en su emisión. Se utiliza para imprimir y consta del cyan, magenta, amarillo y negro. Este último (K de “key”) se utiliza para enriquecer la imperfección de la mezcla de los otros tres. Pues bien: las conversiones de RGB a CMYK no son exactas; de hecho, muchos colores RGB no se pueden reproducir en CMYK.

Pantone es una codificación que una compañía ha estandarizado. La ventaja: tenemos pantoneros (o pantonarios), unas guías con referencias que pueden ayudar. La desventaja: nos cambian constantemente los códigos. De algo tienen que vivir, los pobres.

Ya tenemos claro qué color queremos y con qué modelo trabajar. Está chupado. Ahora vamos a intentar que se vea eso y no otra cosa.

Pues nada, primero vemos dónde se va a reproducir: un dispositivo digital (¡no son todos iguales!), papel (¿mate, brillo, estucado, verjurado, blanco, hueso…?), textil (algodón, lona plástica, microperforada…), vinilo (¿impreso o de corte?, ¿de qué marca?) pared (aquí hablamos de otro tipo de pinturas…).

También hay que tener en cuenta qué iluminación recibirá, porque lo cambia todo, es desesperante…

Bueno, con todo esto quizá haya que plantear una conclusión, positiva a poder ser: podríamos aconsejar hacer todo en blanco y negro, solo habría que tener en cuenta la masa enriquecida, la densidad del punto, el brillo, si nos vamos a trama, a monocromo o a escala de grises… Mucho más fácil, ¿no?.

Y por último, querido cliente: confía en tu agencia de confianza como nosotros confiamos en nuestros proveedores, que son los que saben de esto.

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